En el extremo noroeste de Galicia, la Costa da Morte dibuja acantilados que desafían al Atlántico, playas salvajes, aldeas marineras y un patrimonio cultural que se remonta a la prehistoria.
En esta zona de la comunidad, el atardecer o solpor forma parte de la identidad del territorio. Durante siglos, sus gentes han vivido mirando al sol, integrándolo en creencias, rutas y costumbres que hoy siguen vivas.
El fin del mundo conocido
La ruta comienza en Fisterra , nombre que ya evoca el lugar donde, para los romanos, terminaba la tierra . En la plaza Ara Solis se recuerda la existencia de un antiguo altar dedicado al sol .
En los equinoccios, los primeros rayos iluminan desde aquí la cima del Monte Pindo .
Antes del final del día, merece la pena pasear por la playa de Ma