Miles de personas en México conviven diariamente con heridas crónicas que no cicatrizan , un problema que va más allá del dolor físico y que afecta la calidad de vida por el mal manejo del exudado, el líquido que brota de las lesiones . Este exceso de fluido puede provocar mal olor, deterioro de la piel circundante y aislamiento social , además de dificultar la cicatrización.

El exudado es, en condiciones normales, un componente esencial del proceso de curación , ya que transporta nutrientes, factores de crecimiento y elimina células muertas , manteniendo un ambiente húmedo que favorece la regeneración de los tejidos. Sin embargo, cuando su producción es excesiva, como en úlceras venosas, pie diabético o lesiones por presión, puede favorecer el crecimiento de microorganismos

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