Raparse la cabeza, tatuarse, drogarse durante horas, salir disfrazado a la calle a gritar en público o beber su propia orina son algunos de los retos que Simón Pérez realizaba delante de su audiencia junto a su pareja, Silvia Charro, con la que retransmitía en la plataforma Kick . La dupla de streamers se hizo conocida a través de un video viral en 2017 en el que ambos, trabajadores del sector inmobiliario y financiero, comentaban los beneficios de las hipotecas a tipo fijo frente a la cámara, mostrando claros signos de estar bajo la influencia de drogas.

A raíz del episodio, que fue visto por millones de personas en las redes, Simón y Silvia perdieron su trabajo e iniciaron un espiral de decadencia en el que acabaron vendiendo su integridad moral y física por dinero en las redes. A

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