Un artículo de Pilar Eyre publicado en exclusiva en Lecturas
La reina Sofía está devastada anímica y físicamente. Llora día y noche y su hasta hace poco vigorosa constitución empieza a dar señales de desgaste. Está realizando una vigilia dolorosa al lado de su hermana enferma. Sus hijas no la han dejado sola ni un momento y son las que organizan el operativo médico de su tía Irene. Por cierto, la cuidan de forma desinteresada , ya que Irene no posee fortuna alguna, lo poco que ha llegado a tener lo ha legado a causas benéficas y vive de la generosidad de su hermana.
Las infantas, además de atender a su tía con eficiencia y cariño, están pendientes de su madre, que parece haber llegado a su límite. “Menos mal que tanto Sofía como Irene ven la muerte, no como un final, sino como