Durante casi dos décadas, el pequeño pueblo de Nagyrév , en Hungría , se convirtió en escenario de una cadena de asesinatos que pasaron inadvertidos por las autoridades. Mujeres ordinarias, cansadas de la violencia y el abandono, convirtieron el veneno en su herramienta para librarse de maridos y parientes, mientras una comunidad entera guardaba silencio sobre los crímenes que sacudirían a Europa cuando finalmente salieron a la luz.

Un ambiente hostil y la vida bajo opresión

Nagyrév era un lugar remoto y empobrecido, con acceso limitado debido a carreteras intransitables y la total ausencia de médico. La vida allí, marcada por escasez, aislamiento y desconfianza , tenía especial dureza para las mujeres. Sin posibilidades de decidir sobre su destino, muchas se veían sometidas a mari

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