Seis científicos demuestran en su laboratorio que un compuesto con azufre pudo ser clave para la aparición de las primeras proteínas en la Tierra primitiva
Como sugiere su cristiano nombre de pila, el bioquímico belga Christian de Duve se crio en una familia católica, fue bautizado, educado por los jesuitas y se casó por la Iglesia, pero fue perdiendo la fe durante un proceso racional que culminó en 1974, cuando ganó el Nobel de Medicina por descubrir los lisosomas, unos orgánulos con funciones digestivas en el interior de las células. En 1991, De Duve propuso una hipótesis sobre el origen de la vida sin necesidad de ningún Dios: “ el mundo de tioéster ”, un compuesto con carbono, oxígeno, hidrógeno y azufre. En ese planeta primigenio todavía sin seres vivos, los tioésteres habrían pr