El impacto cayó en las redes, como un rayo inesperado en una tarde plácida: Romina Uhrig abrió su cuenta en una famosa plataforma de contenidos para adultos . La noticia, lanzada entre ecos de asombro, memes y juicios precipitados, resultó imposible de ignorar. Quien desee mirar su lado más íntimo, rostro inolvidable de Gran Hermano y con un paso por la política nacional, tendrá que preparar el bolsillo: la suscripción cuesta un mínimo de 20 dólares .
¿Se trató de un arrebato, de una jugada pensada, de una búsqueda de reinvención? Mientras el interrogante flota en el ambiente digital, una imagen tomada de Instagram amplifica el efecto: la influencer aparece producida hasta el detalle, desafiante, en una postal que sube la temperatura de sus historias. La advertencia humorística