El ojo humano percibe sin dificultad un cielo cargado de nubes o una tormenta eléctrica en la distancia, pero queda completamente indefenso ante las alteraciones que genera el Sol cuando descarga energía hacia la Tierra. Una llamarada solar no provoca destellos visibles ni produce vibraciones perceptibles por los sentidos. La persona media carece de mecanismos naturales para advertir que esas partículas cargadas avanzan a gran velocidad hacia la atmósfera terrestre.

Esa limitación explica la importancia de los sistemas científicos que transforman lo invisible en señales comprensibles, capaces de anticipar un fenómeno que afecta de manera directa a satélites, redes eléctricas y comunicaciones globales.

La NASA y IBM apuestan por una inteligencia artificial que aprende directamente del Sol

La NASA presentó junto a IBM un modelo de inteligencia artificial de carácter abierto llamado Surya , con el que aspira a dar un salto en la predicción del clima espacial . El sistema se entrenó con los datos obtenidos por el Solar Dynamics Observatory , un satélite que lleva en funcionamiento desde 2010 y que registra de manera continua imágenes y parámetros magnéticos del Sol.

El resultado es un archivo de más de 250 terabytes , suficiente para reflejar un ciclo solar completo con un nivel de detalle que hasta ahora no se había procesado con algoritmos de este tipo.

Las predicciones ganan tiempo decisivo para proteger satélites y misiones espaciales

El entrenamiento de Surya se apoyó en arquitecturas avanzadas de inteligencia artificial , en especial transformers de visión diseñados para manejar imágenes extensas y complejas. Gracias a ese enfoque, el modelo no necesita datos etiquetados de antemano, sino que aprende directamente de la información en bruto .

Esta capacidad le otorga flexibilidad para adaptarse a nuevas tareas sin pasar de nuevo por fases de reentrenamiento, lo que convierte al sistema en una herramienta adaptable a diferentes contextos de investigación solar.

Las predicciones ganan tiempo decisivo para proteger satélites y misiones espaciales

Uno de los avances más celebrados por los equipos científicos es su capacidad de predecir llamaradas solares con un margen de hasta dos horas . Los métodos previos apenas alcanzaban la mitad de ese tiempo, de modo que la mejora representa un aumento del 16% en los resultados .

Aunque pueda parecer un lapso corto, en operaciones espaciales cada minuto añadido facilita que los operadores ajusten órbitas , que los responsables de infraestructuras eléctricas activen medidas de prevención y que las tripulaciones en misiones fuera de la Tierra busquen refugio en módulos con blindaje contra radiación .

La apertura del proyecto multiplica las aplicaciones y el alcance de Surya

El carácter abierto del proyecto refuerza aún más su relevancia. Tanto el modelo como los datos se encuentran disponibles en plataformas como Hugging Face y GitHub . Además, la iniciativa incluye un conjunto de pruebas denominado SuryaBench , que ofrece a investigadores de todo el mundo la posibilidad de crear nuevas aplicaciones .

La NASA y IBM subrayan que este movimiento forma parte de una estrategia más amplia para democratizar el acceso a herramientas de inteligencia artificial aplicadas a la ciencia, en línea con los modelos de la familia Prithvi, orientados a estudios climáticos y geográficos en la Tierra.

El Sol se convierte en un laboratorio para comprender también otras estrellas

El potencial de Surya se extiende a otros ámbitos de la heliofísica . Puede emplearse para seguir las regiones activas de la superficie solar, que son el origen de muchas tormentas que llegan a la magnetosfera terrestre. También resulta útil para estimar la velocidad del viento solar , un parámetro decisivo para evaluar el impacto en los sistemas tecnológicos.

La investigación solar abre una ventana a un conocimiento cada vez más amplio

Otro de los objetivos es descifrar la estructura magnética de la corona solar , todavía llena de incógnitas pese a décadas de observaciones. El sistema también admite la integración de datos de otras misiones como la Parker Solar Probe de la NASA o la sonda SOHO de la ESA y la propia agencia estadounidense.

Más allá de su papel en la defensa tecnológica, Surya ofrece una vía de exploración científica con implicaciones que trascienden el ámbito terrestre. El investigador de IBM Juan Bernabé-Moreno señaló en declaraciones recogidas por la propia NASA que “e l Sol es nuestro laboratorio para entender otras estrella”.

En este sentido, cada avance en la comprensión de sus ciclos y explosiones amplía la base de conocimiento sobre procesos comunes a otras estrellas de la galaxia y, al mismo tiempo, ayuda a proteger infraestructuras críticas que dependen de la estabilidad del entorno espacial inmediato.

El hecho de que un ciudadano corriente no perciba de forma directa el inicio de una tormenta solar explica la relevancia de proyectos que hagan visible lo invisible. Gracias a ellos, lo que antes quedaba en el terreno de la incertidumbre se convierte en un campo de observación cada vez más manejable para científicos y gestores de infraestructuras. Y, con el Sol como banco de pruebas permanente, la sensación es que la ciencia apenas ha empezado a abrir una ventana hacia un conocimiento que seguirá ampliándose en los próximos años.