Santa Mónica fue la madre de San Agustín de Hipona, uno de los padres de la Iglesia más influyentes. Fue educada en la fe y dedicó su vida a la oración para corregir a su hijo rebelde. Según los historiadores, Agustín, el mayor de sus hijos, se desvió del cristianismo durante su juventud. Por varios años, llevó una vida de excesos, filosofías paganas y se unió a la secta maniquea.

Durante casi 17 años, Mónica rezó incansablemente por su conversión a la religión nuevamente . Se cree que sus lágrimas, ayunos y plegarias lograron que Agustín regresara al camino del bien, siendo bautizado en el año 387.

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Tras la conversión de su hijo, Mónica expresó que ya no tenía otro deseo en la vida y que podía morir en paz. Falleció poco después, en Ostia (Italia), a la edad d

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