En Figueres , donde la Vuelta midió el peso del tiempo en una crono por equipos de 24 kilómetros por las llanuras del Alt Empurdà, entre vías secundarias y estrechas , nació y murió el genio Salvador Dalí , uno de los pintores más importantes del pasado siglo.
De la boca del museo que recuerda su obra, rematada la fachada con huevos gigantes, un detalle propio del tratado de surrealismo que representaba a Dalí, surgía, a modo de un lengua burlona, la rampa que puso en órbita a los equipos.
Formaciones compuestas por ciclistas de aspecto humanoide, con cascos extraños, algunos similares a cáscaras de huevos recortadas, monos adheridos a la piel y bicicletas que son vehículos de aspecto galáctico para una cuestión de matemáticas.
Jonas Vingegaard, de nuevo líder. Efe
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