Hay una pregunta que sobrevuela todo el fútbol español y parte del portugués. ¿Cómo es posible que un club que protagonizó el mayor concurso de acreedores del fútbol español y que se pasó cuatro años en una categoría deficitaria como la Primera RFEF sea ahora capaz de rechazar ofertas millonarias, cuando en Primera casi cualquier equipo vende a sus estrellas por migajas para poder inscribir jugadores en LaLiga? El Dépor ha pasado en un tiempo récord de ser un enfermo terminal con respiración asistida a gozar de una salud envidiable. Todo se debe a una tormenta perfecta en la que Abanca, ahora máximo accionista, se vio en medio y ante la que decidió dar un rotundo paso al frente. Primero como sustento y después como saneador e inversor. Así, aquel club con «telarañas» en la caja f

See Full Page