Hay algo hipnótico en los acantilados que los hace irresistibles. Esa mezcla de vértigo y libertad que sentimos al asomarnos al borde, el rugido constante del mar golpeando la roca, la sensación de estar frente a un paisaje indomable… Sin duda, son lugares muy especiales que trasmiten mucho sin necesidad de grandes artificios. Una poco de altura y un mar de fondo son suficientes para que nos creamos en un escenario de película que puede ser desde la más románica hasta la de una cruel batalla.

Y sí, aunque al nombrar acantilados nuestros pensamientos se van lejos, a países como Irlanda o Noruega, en España tenemos maravillosos ejemplos de acantilados preciosos, de esos que bien merecen un viaje para poder verlos en vivo y en directo. Aquí una selección de algunos de los más impresionantes.

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