Si es así, habrá, entonces, que bajar la mirada, hundir las rodillas frente al portón de la Videna, y repetir con rostro contrito: “Oh ‘Tin’, malquerido reyezuelo del ‘fulbo’ peruano, hombre indulgente y sabio, perdona nuestras ofensas y no nos dejes caer en la tentación de volver a enterrarte en comentarios que cuestionen tu sagrado profesionalismo y profunda honorabilidad. Amén”.
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Pues para desgracia de los seguidores del chongoyapeño más ilustre de esa tierra bendita, la realidad es otra. Alianza solo es la excepción que confirma la regla. La demostración palpable de cómo una gestión hábil y atrevida, dirigida por verdaderos hombres de fútbol y no