En pleno corazón de la Serra de Tramuntana, Selva se erige como uno de los últimos refugios de la Mallorca tradicional. Este municipio del norte de la isla balear ha conseguido mantener su autenticidad frente al avance del turismo masivo que caracteriza otras zonas costeras. Con sus calles empedradas, casas de piedra y un ritmo pausado, Selva representa la cara más genuina de Mallorca, un lugar donde la conexión con la naturaleza y las tradiciones locales siguen siendo la prioridad para sus habitantes.
El centro del pueblo está dominado por la iglesia gótica de Sant Llorenç, un monumento religioso al que se accede tras subir una característica escalinata de 42 peldaños que aumenta su majestuosidad. Los visitantes quedan impresionados por esta construcción que domina el paisaje urban