El campo sinaloense enfrenta precios bajos, inseguridad, escasez de agua y falta de políticas públicas que lo respalden. Pero también tiene fortalezas: experiencia, infraestructura, clima favorable y un liderazgo histórico en producción y calidad. La pregunta no es si Sinaloa puede, sino si está dispuesto a reinventarse y dar los pasos que se tengan que dar.
En Sinaloa, hablar de agricultura es hablar de identidad. El campo no sólo alimenta a millones de mexicanos, también sostiene miles de empleos y define buena parte de la vida social y económica del estado. Por ello, el conversatorio ciudadano “El Futuro Agrícola de Sinaloa: ¿Hacia dónde y cómo?” dejó claro que la agricultura sinaloense se encuentra en una encrucijada: o se transforma con visión de largo plazo, o seguirá atrapada en po