
Los amigos de Pedro Sánchez con los que comparte la pasión del esquí y la montaña pirenaica se lo siguen llevando crudo como si aquí nada hubiera pasado. A Carlos Barrabés, la caja negra del caso Begoña , le han caído 7 contratos por 1,2 millones pese a estar imputado por la Fiscalía Europea tras hallar irregularidades en los contratos que avaló con su propia firma la mujer del presidente. Y a otro amiguete de la pandilla socialista de Benasque, Félix Jordán de Urríes, el instructor de esquí de la pareja presidencial, le han tocado otros 300.000 € para su fundación Deporte Joven. La beauty sanchista hace su agosto a sólo días de que Begoña tenga que ir a declarar por presunta malversación.
Barrabés no ha dejado de facturar desde que se destapó que era el cerebro detrás de los trapicheos de la mujer del presidente en la Complutense. El empresario es la pieza clave del chiringuito de la primera dama, con la que se reunió hasta ocho veces en la Moncloa, dos de ellas en presencia de su marido, el mismo que repartía a dedo el dinero de los contratos públicos. Sánchez mintió con su desfachatez habitual cuando declaró ante Peinado no conocer de nada a Barrabés, olvidando que lo había colmado de elogios en un acto en Zaragoza tras las cartas de recomendación de su mujer que le permitieron al benasqués llevarse un contrato de casi 7 millones de euros en plena pandemia. Romper la omertá sanchista podría derribar al Gobierno. De ahí que el silencio de Barrabés nos cueste tan caro a los españoles.