Pruebas recientes y poderosas sugieren que seguir la dieta mediterránea al tiempo que se reducen las calorías y se aumenta la actividad física reduce el riesgo de padecer diabetes tipo 2.

Un gran ensayo aleatorizado que se llevó a cabo en España descubrió que los adultos mayores con riesgo de diabetes que seguían esa dieta, reducían su ingesta calórica y hacían ejercicio con regularidad tenían un 31 por ciento menos de probabilidades de desarrollar la enfermedad al cabo de seis años, en comparación con quienes solo seguían la dieta mediterránea. El régimen hace hincapié en las frutas y verduras frescas, los cereales integrales, los frutos secos, las legumbres, el aceite de oliva y el pescado.

Los hallazgos se basan en los resultados de un ensayo previo relacionado, que descubrió que los

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