Hace días que el negocio está más lento para Ana, una vendedora de frutas en Columbia Heights que pidió no dar su apellido por seguridad, una de las zonas en Washington D.C. con mayor población hispana. “Pues algunas personas prácticamente ni están viniendo’, dice Ana, preocupada por la disminución en sus ventas en un puesto de frutas que tiene desde hace tiempo en una de las esquinas más movidas del llamado Barrio Latino de la capital.
Desde esa esquina, Ana veía en la misma calle solo hace una semana entre 30 y 50 personas, en su mayoría migrantes que recientemente entraron a país, con sus “mopeds” (un tipo de motocicleta) pendientes de recibir domicilios para hacer el reparto. Ya escasamente se estaciona un puñado. “Prácticamente ahorita el que puede se está quedando encerrado en sus c