Kiev, 28 ago (EFE).- Al menos 19 personas han perdido la vida en Kiev, entre ellas cuatro menores, tras uno de los ataques aéreos más devastadores lanzados por Rusia contra Ucrania. Este ataque ha sido calificado por Estados Unidos como una "amenaza" para los esfuerzos de paz impulsados por el presidente Donald Trump.

El bombardeo impactó en áreas céntricas de la capital, causando daños significativos en la representación de la Unión Europea y en la oficina del British Council. Las autoridades locales informan que una bomba dejó un cráter humeante en un edificio residencial de cinco pisos, que quedó severamente dañado. Los equipos de rescate han recuperado cuerpos de los escombros, y se teme que varias personas sigan atrapadas bajo los restos del edificio colapsado.

Los testigos reportaron potentes explosiones y vieron misiles siendo abatidos, mientras los residentes buscaban refugio en el metro y en refugios subterráneos, algunos con sus mascotas. Además, una escuela de preescolar y un centro comercial también resultaron afectados por el ataque.

El ejército ucraniano ha indicado que Rusia utilizó 598 drones y 31 misiles, incluidos dos supersónicos Kinzhal, en lo que se considera el segundo mayor ataque aéreo contra Ucrania desde el inicio de la invasión en febrero de 2022.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha condenado el ataque, describiéndolo como una "horrible y deliberada matanza de civiles". Zelenski afirmó que "Rusia no tiene ningún interés en la diplomacia" y que prefiere "continuar matando" en lugar de buscar una solución pacífica. También hizo un llamado a la comunidad internacional para que imponga nuevas sanciones a Rusia, especialmente a sus aliados como China y Hungría.

Por su parte, el Kremlin ha defendido sus acciones, afirmando que los ataques se dirigen a objetivos militares y que su interés en la diplomacia persiste. Dmitri Peskov, portavoz de la presidencia rusa, aseguró que las fuerzas armadas rusas "cumplen su misión" y que los bombardeos continuarán.

Este ataque se produce en un contexto de estancamiento en las negociaciones de paz, a tres años y medio de la invasión rusa. António Costa, presidente del Consejo Europeo, ha declarado que la UE no se dejará intimidar por Rusia y ha convocado al embajador ruso en respuesta a los ataques.