Lo que debía ser el viaje soñado de John y Rosemary Kaasa , una pareja de Atlanta, se convirtió en una amarga decepción. Pagaron unos 20.400 euros por un crucero fluvial europeo de 15 días que debía marcar su regreso a los viajes tras un grave problema de salud, pero lo que encontraron fueron camarotes sofocantes, averías continuas y una enfermedad que se propagó a bordo.
“Pensamos que iba a ser una escapada de lujo y acabó siendo una experiencia frustrante”, resume John, todavía indignado.
Calor insoportable y barcos averiados
Desde el inicio, todo salió mal. El aire acondicionado del primer barco se averió en plena ola de calor en Europa, dejando a los pasajeros en camarotes sofocantes durante días. Cuando el bajo nivel del río obligó a trasladar a todos a un segundo barco, la pareja