Por un instante, solo un instante, el encuentro Washington-Caracas pareció un asunto realmente serio. A una semana de la llegada de la flota ad hoc de EE. UU. al Caribe, todo parece haberse desinflado. Nadie espera que esa fuerza militar invada Venezuela. La reacción de Nicolás Maduro aparece como excesiva y fuera de lugar.

A Donald Trump le gustaría mucho secuestrar a Maduro y llevárselo a una cárcel de los EE. UU., pero no parece tan fácil. Sin embargo, Maduro no está convencido y asume todos los peligros juntos: la invasión, el secuestro, el atentado, el inicio de una guerra de misiles y otra territorial (para eso los milicianos).

Nadie cree que el chavismo tenga millones de milicianos. Pero allí está él alentando voluntarios que no serían sino cientos, y en el mejor de los casos mile

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