Si pensás que una planta solo sirve para decorar el jardín, las capuchinas te van a demostrar lo contrario. Con sus flores vibrantes en tonos anaranjados, amarillos y rojos, esta especie es capaz de alegrar cualquier espacio en muy poco tiempo. Pero más allá de su atractivo visual, guarda un secreto que sorprende a quienes se animan a conocerla más de cerca: tanto sus hojas como sus flores son comestibles y tienen un sabor único que podés aprovechar en la cocina.
Originarias de América del Sur, las capuchinas se han popularizado en todo el mundo gracias a su belleza y su resistencia. Son fáciles de cultivar, no requieren demasiados cuidados y se adaptan bien tanto a macetas como a suelos de jardín. Pero lo que las hace especiales es su doble función: además de embellecer tu espacio,