He pasado unas semanas probando la estación meteorológica de Netatmo en mi despacho, un cubículo de diez metros cuadrados donde paso la jornada laboral. Agosto en Valencia es brutal: 35 grados y 75% de humedad al mediodía son valores normales. Pero lo que realmente quería comprobar no era la temperatura ni la humedad.

Era la concentración de CO2 .

El primer lunes arranqué con curiosidad. A las 8:05 h, con ventana y puerta abiertas desde el viernes, el sensor marcaba 438 ppm, nivel atmosférico. Me puse a trabajar. A las 9:30 h, 455 ppm, subida mínima. Entonces cerré puerta y ventana para simular las condiciones de invierno.

A los treinta minutos: 802 ppm. Una hora después: casi 1.400 ppm. Un poco después: más de 1.600 ppm. Ya había empezado a notar esa fatiga mental característica,

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