El incendio de Ibias, que destruyó 550 hectáreas como si fuera un huracán, en menos de un día, deja un negro panorama de pinares, casas y frutales arruinados. Un intenso olor a quemado se extiende por las cercanías de San Antolín, la capital ibiense, que contempló cómo las llamas que se iniciaron de forma muy sospechosa junto a las piscinas municipales , arrasaban como una gran bola de fuego los pinares en el entorno de los pueblos de Piñeira, Villamayor y Villarcebollín, obligando a evacuar a unos 40 vecinos.
La alcaldesa, Gemma Álvarez (PP), cree que "el monte crece rápido, y muchos pinos que parece que están quemados, volverán a renacer" . Otra cosa, indica, son los daños que el fuego ha causado en viñas y colmenas. La regidora agradece el incansable trabajo de los Bomberos , l