Hace poco mientras viajaba a Nuevo México, para reunirme con Bill Ruchardson, hice conexión en Dallas, mientras estaba ahí, un hombre, como de 65 años, vio el pin de la bandera de Venezuela que siempre llevo en mis trajes, y me empezó hablar de mi país. Era estadounidense, piloto; Don Allen, su nombre.
Me habló de cómo había estado en Zulia, en la frontera sobrevolando en los años 80, en ayuda del gobierno americano al venezolano, para combatir la guerrilla. Me recordó, su anécdota, la otra EE.UU., de la que los amigos de la izquierda nunca hablan.
Aunque es poco conocido, en enero de 1896, el presidente Joaquín Crespo ordena erigir un monumento en Puerto Cabello para honrar a los americanos que acompañaron a Miranda en la fallida expedición de 1806, ejecutados en ese puerto tras su capt