Jean-Luc Godard dijo una vez que, a fin de cuentas, ver sus viejas películas no era muy distinto a revisar viejas fotos familiares. Cuando revisó su filmografía en 1978, en un curso interrumpido bruscamente en la Cinemateca de Toronto (sí, los grandes países tienen cinemateca, la Argentina no), experimentó algo parecido a lo que cualquiera de nosotros experimenta abriendo la caja de zapatos donde guardamos fotos de otra época, reviviendo esas cosas que vuelven a la mente viéndonos a nosotros mismos o a otros con la mirada dirigida al objetivo, es decir al futuro. Porque fotografiar en definitiva es eso, mirar hacia adelante, hacia el que nos encontrará mirándolo. Es algo que ocurre todavía hoy, aunque ese futuro sea más inmediato, aunque el pasado al que remite esa mirada del fotografiado

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