En el corazón de una nebulosa planetaria situada a unos 3400 años luz de distancia , los científicos observaron una dinámica que desafía la forma en que se entendía la vida y la muerte de las estrellas.
La Nebulosa de la Mariposa , también conocida como NGC 6302 , expone un fenómeno sorprendente: a partir de los restos de una estrella muerta se detectó la formación de granos de polvo que, en el futuro, podrían transformarse en planetas.
El hallazgo, realizado gracias a la sensibilidad del Telescopio Espacial James Webb (JWST) y complementado con observaciones del radiotelescopio ALMA, abre una nueva ventana sobre los ciclos cósmicos de creación y destrucción.
Lo que parecía un entorno condenado a disiparse en el vacío terminó revelando que las explosiones finales de una