En lo que va de verano hemos aprendido mucho. Y queda. Sabemos el flanco débil de la arenga aznarina: el que pueda hacer que haga . Aznar ha dejado solo a los suyos mientras disfruta de unas vacaciones infravaloradas, aunque no creo que baratas, y en eso nos hemos dado cuenta de que algunas cosas no es que puedan, es que no saben ni hacerlas. Un poner: gobernar.

Donde gobiernan no están, ni han estado si recordamos otras experiencias pasadas, incluidos los tristes y graves acontecimientos de Valencia. Pero no es solo que no sepan, como han demostrado en Galicia, Castilla y León, Extremadura, Andalucía y antes Valencia, es que se niegan a hacerlo. Por no querer no quieren ni cumplir la ley, pongamos que la de Montes y, claro, que venga Pedro Sánchez y el comodín del Ejército. No es extraño, no es solo incapacidad e incompetencia, es una suerte de insurrección ideológica: ni montes ni vivienda ni inmigración ni menores, antes ni tabaco, y muy pronto ni financiación ni nada que no sea que se acabe este tormentoso gobierno para ellos y que venga un ejército para todo. Además, no tienen ni paciencia, no dejan ni disfrutar a sus jueces de sus vacaciones.