Los ayuntamientos de Mallorca sometidos a la mayor presión turística han encontrado en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) aplicado a los hoteles una de sus principales válvulas de oxígeno financiero . Este tributo, que grava directamente a los establecimientos de alojamiento, se ha convertido en mucho más que un simple ingreso : actúa como un indicador palpable del peso que tiene la industria turística en la economía local y como un termómetro que mide, año tras año, la magnitud del fenómeno turístico en la isla.
A diferencia de la tasa turística —cuya recaudación está condicionada a factores como la ocupación o la duración de las estancias—, el IBI hotelero aporta una base estable y recurrente . Según los últimos datos del Catastro Inmobiliario del Ministerio de Hacie