- Advertisement -
POR: ABOG. JESÚS MACEDO GONZALES
¿Cuántas veces alguien se ha acercado a pedirnos algún favor y hemos querido decir “no”, pero al final terminamos aceptando dicho pedido por miedo a quedar mal con alguien cercano, y acabamos recargados de cosas que no queremos hacer? Esto es común en los países latinoamericanos, ya que culturalmente hemos aprendido que negar un favor puede sonar a desprecio o falta de cariño. Sin embargo, esa dificultad para rechazar nos lleva a veces a sobrecargarnos de tareas, responsabilidades y hasta frustraciones.
En la vida cotidiana, decir “no” no es solo una palabra, es casi un gesto social cargado de significado. Cuando alguien rechaza una invitación o un favor, se corre el riesgo de que la otra persona lo tome como algo personal. En contraste