En la calle Ascue de Maturín, José Vicente se ha ganado un nombre especial: “el salvador de las tres Marías”. Durante 45 años ha dedicado su vida a enseñar física, matemática y química a los jóvenes de la comunidad, materias que muchos consideran las más difíciles del bachillerato.
“Yo llegué hasta segundo año de bachillerato, pero siempre tuve la inquietud de enseñar. Veía tantas deficiencias en los muchachos que me dije: me tengo que preparar de la mejor forma para poder ayudarlos”, cuenta.
A punta de lectura, disciplina y vocación, convirtió su pasión en un oficio que hoy trasciende generaciones. Por su aula improvisada pasan al año más de 500 estudiantes, entre bachilleres y universitarios.
“Me siento feliz cuando me encuentro con médicos, ingenieros o pilotos que me dicen: ‘P