Cuando pensamos en la Edad Media , solemos imaginar castillos, caballeros y justas. Pero la vida cotidiana en las ciudades medievales tenía un costado mucho menos glamoroso y, para los estándares actuales, absolutamente repugnante .
En las grandes urbes como París o Londres , la falta de alcantarillado y de letrinas públicas obligaba a los vecinos a improvisar. ¿La solución? Usar orinales y vasijas dentro de la casa y, cuando se llenaban, arrojar el contenido por la ventana a la calle .
Sí, así como suena: la gente tiraba orina y otros desechos a la vía pública, sin importar si era una aldea o una ciudad importante. Las calles empedradas, pensadas para soportar el paso de personas y animales, se convertían en verdaderos ríos de suciedad y malos olores .
“¡Agua va!”: