CUANDO un bombero se negó a darle la mano al presidente de la Junta de Castilla y León, lo hizo –o eso ha trascendido– porque pretendía reprocharle a Mañueco las palabras vertidas por su consejero de Medio Ambiente... Palabras en las que el consejero habría calificado de «despilfarro» el operativo anti incendios.

El bombero, sin duda, supongo que estaría profundamente afectado por todo lo que venía sucediendo durante los últimos días, y tal desplante ha sido tomado como «gesto de dignidad». La dignidad de un brigadista que entiende que la exclusión y negación de un saludo es el castigo que merecía en ese justo momento el presidente de la Junta de Castilla y León.

El gesto es un gesto, seguramente premeditado y coordinado, que ha puesto de relieve el malestar de los bomberos o, en todo ca

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