En Palestina no tienen ningún problema relacionado con el final de las vacaciones veraniegas ni con la rentrée del nuevo curso, que para nosotros los europeos constituyen las preocupaciones principales en los días finales del mes de agosto y primeros de septiembre. Allí los problemas son otros, como es obvio, y hacen referencia a asuntos mas vitales, empezando por el de la propia supervivencia de una población diezmada que subsiste en unas condiciones de vida que de acuerdo con las imágenes que venimos recibiendo diariamente en tiempo real desde hace casi dos años (dentro de poco mas de un mes se cumplirá este periodo temporal) resultan difíciles de asimilar. Pero ni la distancia geográfica ni la disparidad de las situaciones entre Palestina y la Europa en la que habitamos puede inducirnos
Palestina, inhibición y pasividad europea

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