En la entrada sur de México inicia el vacío informativo del Estado mexicano que permite la existencia de redes de abogados y gestores que “entrenan” a las personas para buscar una regularización, a costa de pagos, engaños y fraudes

Nadia Sanders / Conexión Migrante

“¡Ya soy mexicana! ¡Ya soy mexicana!”, grita una mujer con gafas mientras abraza emocionada a otras personas a su alrededor. Se acerca a otra mujer y a un hombre que visten de traje mientras hablan por celular. Unos minutos después llega un auto de media gama y se sube la nueva mexicana con otras tres personas.

En breve, otro vehículo amplio se acerca y sube a cuatro personas para llevarlas a un despacho en el centro de Tapachula en la frontera sur de México, la principal puerta de entrada de personas migrantes sin documentos

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