Por Karina Rocha

Por fin se cumplió el capricho de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y, como se había anticipado, magistrados y magistradas recibieron el famoso bastón de mando que, más que fortalecer al poder judicial, lo exhibe como un escenario de ocurrencias, nadie sabe con certeza qué función tendrá este símbolo para que la Corte ejerza la justicia como debe y no como puedan o quieran, lo cierto es que la democracia mexicana recibió un golpe letal, una especie de tiro de gracia disfrazado de ceremonia solemne que en nada cambia la realidad del país.

El bastón de mando debería ser un recordatorio de compromiso social y de independencia, sin embargo en manos de algunos ministros que desconocen la ley, se convirtió en un adorno vacío que refleja más bien la teatralidad con la q

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