Los psicohistoriadores, visionarios que vaticinan la desintegración de lo que hoy conocemos como los Estados Unidos de América, basan sus advertencias en las redes sociales en la irrupción de una presidencia autoritaria capaz de dinamitar la Constitución, quebrar el delicado equilibrio entre los tres poderes y militarizar ilegalmente las calles. A partir de ese punto, señalan, se abriría un camino inevitable hacia la crisis social y económica, la disensión permanente y el caos. ¿Les resulta familiar?
Según estas proyecciones –a medio camino entre la especulación política y la literatura apocalíptica– las primeras fracturas serían las de California, Oregón, Washington, Hawái, Illinois, Nueva Inglaterra en pleno y Nueva York. El pronóstico apunta a una disolución interna similar al colapso