Zetro Leonardo Purba tenía apenas 40 años y toda una vida de servicio diplomático por delante. Era padre de tres hijos y había llegado a Lima hace cinco meses para desempeñarse en labores administrativas y de enlace en la Embajada de Indonesia . La noche del 1 de septiembre, el destino le jugó una carta cruel: fue asesinado a balazos por desconocidos en el distrito de Lince.
De carácter reservado, Purba dedicaba sus días al trabajo y a su familia. Sus colegas lo recuerdan como un hombre tranquilo, que apenas hablaba español y prefería pasar inadvertido.
Su rutina era sencilla: vivir cerca de su centro laboral, movilizarse en bicicleta por la ciudad y dedicar el resto del tiempo a sus hijos y a su esposa.
Antes de llegar a Lima, Purba había cumplido funciones como Tesorero y Planific