Si tu abuela alguna vez te ofreció un té de alcaucil y te dijo que “te hace bien al corazón y al hígado”, no estaba exagerando. Este sencillo ritual, presente en familias mediterráneas desde hace generaciones, no solo es un recordatorio de la sabiduría popular, sino que hoy la ciencia confirma sus beneficios . Incorporar este té a la rutina diaria es una forma fácil y natural de apoyar la salud hepática y mantener a raya el colesterol, sin recurrir a medicación inmediata.

El secreto está en la cinarina, un compuesto amargo del alcaucil, y en los antioxidantes presentes en sus hojas. Estos elementos estimulan la producción de bilis, facilitando la digestión de las grasas, y favorecen la función hepática. Además, estudios recientes han mostrado que puede ayudar a reducir el colesterol LD

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