Los «mercaderes de cuerpos»: Harold Dillard tenía 56 años cuando le diagnosticaron un cáncer agresivo en la zona abdominal en noviembre de 2009. En cuestión de semanas, este exmecánico de coches de Texas que usaba sombrero de vaquero y pantalones jeans casi a diario, se encontraba en cuidados paliativos.

En sus últimos días, Dillard recibió la visita de una empresa llamada Bio Care. Le preguntaron si le gustaría donar su cuerpo a la ciencia médica, que podría utilizarlo para que los médicos practicaran cirugías de reemplazo de rodilla. La empresa incineraría las partes de su cuerpo que no se utilizaran y devolvería sus cenizas a la familia gratuitamente.

«Se le iluminaron los ojos» , recuerda su hija, Farrah Fasold. «Lo consideraba una forma de aliviar la carga de su familia. Donar su c

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