El teléfono de Diego Spagnuolo ya no suena con frecuencia. No hay consultas ni decisiones que firmar. Alejado absolutamente de las recurrentes visitas a la Quinta Presidencial de Olivos, pasa los días recluido en su domicilio que fue allanado hace diez días por la Justicia federal. El ex funcionario libertario sólo recibe la visita de sus abogados y durante la última reunión, que fue extensa, se analizaron todas las alternativas de defensa ante una eventual acusación de la fiscalía.

Hace veinte días aún era director de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) y tenía bajo su poder un presupuesto de 4,83 billones de pesos anuales. Cuando la grabación en la que habla de un presunto circuito de sobornos tomó estado público, la reacción inmediata del Gobierno fue despedirlo. Fue un pun

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