La pelvis humana se formó mediante cambios embrionarios y genéticos únicos; placas de crecimiento y osificación retrasada que permitieron caderas anchas y equilibrio para caminar erguidos, según un estudio de Harvard.
La pelvis humana es única entre los primates y fundamental para la locomoción bípeda. Las caderas, rotadas hacia los lados, proporcionan puntos de anclaje a los músculos, que nos permiten mantener el equilibrio al caminar o correr, mientras trasladamos el peso de una pierna a otra.
Un nuevo estudio internacional liderado por la Universidad de Harvard y publicado en la revista Nature revela que nuestra pelvis actual es el resultado de múltiples cambios genéticos y evolutivos que hicieron posible que nuestros antepasados caminaran erguidos.
Los autores no usaron fósiles para