CNN —

Julián Guzmán, de 11 años, y su primo estaban en una fiesta familiar el sábado por la noche cuando decidieron salir solos.

Lo que comenzó como una diversión inocente pronto tuvo un desenlace devastador.

Salieron a las calles de su vecindario en el este de Houston para jugar una broma clásica: tocar el timbre de una casa y huir antes de que alguien pudiera contestar.

La dupla ya había logrado engañar a otros vecinos cuando llegaron a una casa en la calle Mimbrough poco antes de las 11 p.m. La vivienda de dos pisos se alzaba sobre los primos, pero su amplio porche y las ventanas alejadas de la puerta principal la hacían ideal para la broma.

Julián se acercó al timbre, listo para correr.

Después de tocarlo, los niños echaron a correr, alcanzando al menos seis metros de distancia

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