Los residentes de Chicago expresan su preocupación por la posible intervención de la Guardia Nacional en la lucha contra la delincuencia. Cedric Hawkins, un mediador de violencia con armas de fuego, ha perdido a nueve familiares por esta problemática. A sus 44 años, Hawkins trabaja con el grupo Chicago CRED y ha notado una disminución en los homicidios en su vecindario de Pullman. Sin embargo, teme que la llegada de fuerzas militares pueda desestabilizar los esfuerzos comunitarios. "La presencia de militares pondría a nuestras comunidades en una situación en la que se sentirían como si estuvieran encarceladas", afirmó Hawkins.

El presidente Donald Trump ha amenazado con desplegar la Guardia Nacional en Chicago, lo que ha generado críticas de residentes y políticos, incluido el alcalde Brandon Johnson. Este último firmó un decreto instando a las agencias municipales a no colaborar con el gobierno federal. "No lo hemos pedido. Nuestra gente no lo ha solicitado", declaró Johnson.

A pesar de que los homicidios han disminuido más de un 30% este año, con al menos 274 asesinatos reportados, la violencia sigue siendo un problema significativo. Rochelle Sykes, residente de West Garfield Park, cuestiona la veracidad de las estadísticas y señala que muchas situaciones de violencia no se denuncian. "Mis nietos no pueden sentarse afuera. No pueden sentarse en la sala ni en la mesa de la cocina, porque una bala podría atravesarlos", comentó Sykes.

Kendall Reed, otro mediador en la zona, también se opone a la militarización de la ciudad. "Que envíen a esa gente. No envíen a los militares. ¿De qué nos servirá eso?", preguntó Reed, sugiriendo que se necesitan más recursos en salud mental y oportunidades laborales.

Por otro lado, Ameenah Haque, residente de Hyde Park, apoya la idea de que Trump envíe a la Guardia Nacional, argumentando que los residentes merecen más seguridad.

A pesar de las disminuciones en la violencia, algunas áreas de Chicago han visto un aumento en los tiroteos. En el norte de la ciudad, 36 personas han sido baleadas este año, en comparación con 20 en el mismo período del año pasado.

Los profesionales de la salud también han notado un impacto positivo en la reducción de la violencia. El Dr. Michael Casner, del Hospital Mount Sinai, indicó que el número de pacientes tratados por traumas violentos ha disminuido en un tercio en los últimos dos años. La Dra. Lauren Smith, del Departamento de Salud del Condado de Cook, afirmó que este verano ha sido el más tranquilo en años en cuanto a atención traumatológica.

Los residentes de Chicago continúan debatiendo sobre la mejor manera de abordar la violencia armada, con un enfoque en soluciones comunitarias en lugar de la intervención militar.