Rhode Island, Estados Unidos.- Un nuevo estudio liderado por científicos de la Universidad de Rhode Island ha revelado que los microplásticos, esos fragmentos diminutos que contaminan el agua, el aire y hasta la sal de mesa, tienen la inquietante capacidad de alojarse en el cerebro y afectar su funcionamiento, al menos en modelos animales.
Los resultados, dados a conocer en la revista ‘Environmental Research Communications’ y detallados por ‘The Washington Post’, muestran que ratones con predisposición genética al Alzheimer desarrollaron síntomas como deterioro de memoria y cambios de comportamiento tras una breve exposición a estas diminutas partículas.
Los científicos observaron que solo aquellos ratones portadores del gen APOE4 y expuestos a microplásticos presentaron modificaciones s