Un diente de mamut que sobrevivió más de un millón de años en las estepas heladas de Eurasia se transformó en un inesperado archivo de información microscópica. En su interior, investigadores del Centro de Paleogenética de Estocolmo hallaron restos de bacterias que convivieron con aquellos gigantes de la Edad de Hielo .

El hallazgo no solo representa el ADN microbiano asociado a un hospedador más antiguo jamás recuperado, también abre una ventana inédita al modo en que los microbios acompañaron, enfermaron e incluso influyeron en el destino de la megafauna extinta.

Los resultados, publicados en la revista Cell , marcan un avance extraordinario. Nunca antes se había podido rastrear con tanta precisión la huella de comunidades microbianas en animales desaparecidos ha

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