Hubo un tiempo en que las grabadoras de voz eran imprescindibles para periodistas, estudiantes y profesionales que necesitaban registrar conversaciones. Con el auge del smartphone, quedaron relegadas a un rincón del cajón . Hoy, la inteligencia artificial las ha devuelto a escena: dispositivos compactos y conectados ofrecen transcripciones automáticas y resúmenes de reuniones en segundos. Lo que parecía una categoría muerta vuelve a llamar la atención de usuarios y fabricantes, con propuestas que modernizan una herramienta clásica.
La startup Plaud, con sede en San Francisco y Shenzhen, ha encontrado en la IA la clave para reinventar un dispositivo clásico. Su NotePin , con formato similar a un pendrive, permite grabar conversaciones y convertirlas en transcripciones ordenadas y resúm