En un deporte casi desconocido en Argentina, el paranaense Eduardo Nin se convirtió, junto a un grupo de compatriotas, en pionero al disputar por primera vez un Mundial de orientatlón, también llamado rogaine. La experiencia histórica tuvo lugar en España, donde recorrieron durante 24 horas montañas y bosques guiados solo por un mapa y una brújula.
El orientatlón es una de las ramas del deporte de orientación, que se practica en más de 70 países y que en la Argentina aún lucha por abrirse camino. La premisa es tan simple como desafiante: recorrer un terreno desconocido, guiándose únicamente con un mapa y una brújula, en busca de balizas o “puntos de control” distribuidos en distintas zonas.
Cada uno de esos puntos otorga una cantidad diferente de puntaje según su dificultad: los más cerc