La inoportunidad de un micrófono abierto permitió descubrir ayer el contenido de las conversaciones triviales­ que mantienen algunos de los líderes más poderosos del mundo. Un error, que confiamos que no fuera humano para salvaguardar la integridad del responsable, facilitó que la prensa conociera que el tema que cautiva a Vladímir Putin y a Xi Jinping es la inmortalidad. No debería sorprendernos si el primero lleva 25 años al frente de Rusia y espera estar, de momento, hasta el 2036 y el segundo es el máximo dirigente de China desde hace 13 y no se le vislumbra sucesor.

Mientras caminaban hacia la plaza de Tiananmen, en Pekín,

donde iban a presenciar un desfile militar, se escuchó al traductor chino de Putin afirmar: “Los órganos humanos pueden tras­plantarse continuamente. Cuanto más s

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