Como en la tragicomedia de Samuel Beckett, en Junts esperan y esperan el regreso de Carles Puigdemont, pero siempre se retrasa. También en la Moncloa, una vez asumido el mal trago de la ley de amnistía, anhelaban obtener los réditos del retorno en forma de una mayor estabilidad parlamentaria. Sin embargo, ese beneficio tampoco ha llegado. Casi ocho años después de la fallida declaración de independencia, la mayor crisis constitucional vivida en España en varias décadas, Puigdemont sigue condicionando la agenda política española , aunque sea cierto que las aguas bajan mucho más calmadas en Catalunya de lo que en aquel momento parecía posible.

Desde que Puigdemont tomó las riendas del proceso independentista de manos de Artur Mas, su figura se fue haciendo imprescindible para Junts. Así

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